24.9.07

Otra que se me casa

Pues les cuento... todo comenzó hace como seis años y cachito... Una de mis grandes amigas, Gina, quien tiene una voz privilegiada iba a cantar en el festival de una conocida escuela del D.F. Entonces que me lanzo a verla cantar, sentada en el público del Teatro Pedregal escuché como una de las conductoras del evento presentaba al jurado y al comentar algo acerca de uno de ellos cometió un error gramatical de esos que toooodo el teatro se dio cuenta y todos nos reímos... Total que ahí quedó.

Meses después entré a la universidad y en la plática de inicio de curso me tocó sentarme junto a una niña que yo juraba que la conocía de algún lado. Después de la dichosa plática nos fuimos a dar un tour por la universidad. Empezamos a conocernos más y de repente, la niña comentó que ella estuvo en el Festival de su escuela y que cometió un error gramatical "de esos que todo el teatro se dio cuenta" y grité "Claro!!! Eres la que dijo 'condució'!!!!!!" Ay como me reí.

Seis años después, Valeria es una de mis mejores amigas. En febrero se me casa... a ella no la voy a extrañar como a mi hermana, que también se casa, porque no vivo con ella, pero la quiero con todo mi corazón, como si fuera mi hermana. Estoy muy orgullosa de ella por todo lo que ha logrado en su vida tanto personal como profesional.


¡¡¡FELICIDADES VAL Y ARTURO!!!



Creo que ahora les podré decir a los sacerdotes que pueden correr las amonestaciones en este blog. Total, todo mundo que conozco se está casando. Menos yo... JA!

10.9.07

Crónica de un accidente

La gente que me conoce sabe lo accidentada que soy. No sé si es porque soy distraída, porque soy torpe, porque tengo los tobillos débiles o porque me siento petite (cuando estoy leeeejos de serlo). Va el relato.
El sábado hicimos una reunión en casa de mi novio, teníamos que pasar al super a comprar unas cositas que nos hacían falta. Resulta que cada que vamos al super y yo llevo mis super tacones (lo cual es muy seguido) siempre siempre siempre empiezo:
- "¡Ya me cansé!"
- "¡Ya vámonos!"
- "¡Claro, si trajeras estos tacones no estarías recorriendo todo el super como si nunca hubieras ido a uno, no piensas en lo mucho que me duelen mis piecitos!" (¿¿Piecitos?? Aha, además de ser grandota, soy super patona).
Total que como había una reunión se me ocurrió irme toda arregladita y me puse mis zapatos rojos con su super tacón que tanto me encantan. Justo antes de salir de mi casa pensé toda aquella odisea del super, entonces me regresé a mi recámara, me puse unos calcetines y mis tenis sin pompas (léase tenis de los que están abiertos de atrás, super fáciles de quitar y poner) Cuando salí de mi recámara mi novio me dijo que era buena idea para que no estuviera fregando con que ya estaba cansada en el super.
Bueno, pues salimos de mi casa y al llegar al coche me dio frío, me di cuenta que no traía mi suéter. Volteé con aquel joven paciente y le dije:
- "Mi cielo, voy rápido por mi suéter, no me tardo, te encargo mi bolsa."
Saqué las llaves de mi bolsa y se la dejé a mi novio.
Y no sé por qué demonios se me ocurrió correr... ay dios... ¿ubican cómo en las caricaturas se resbalan con una cáscara de plátano? Ya saben, ambas piernas en el aire, una primero y la otra después... ay dios... Pues hagan de cuenta, pero sin la cáscara de plátano, el piso estaba empapado. Volé y caí con mi pompa izquierda, me pegué también en el codo y en la cabeza, ah y de paso sequé un poco el piso.
Y obviamente esperaba que mi valiente príncipe azul vienera a rescatarme de las garras de aquél duro piso, pero no... cuando empecé a levantarme fue cuando el jovencito que estaba adentro del coche se dio cuenta que algo no estaba bien. Ya después me dijo que escuchó el trancazo, pero que volteó y como no me vió (la jardinera me tapaba) se volvió a voltear, ya fue cuando vio una mano agarrándose de la jardinera que corrió a ayudarme. Me abrazó mientras yo lloraba como niña chiquita que se cayó de la bicicleta... y no me abrazaba por consolarme, me abrazaba para que yo ¡¡¡¡no me diera cuenta que se estaba riendo!!!! Y la verdad, no lo culpo. Yo también me hubiera reído horas si hubiera estado presente y no hubiera sido la accidentada.
Creí que si hubiera traído los tacones me hubiera ido peor, pero no porque al caminar con esos aparatos del demonio hubiera ido con mucho mucho más cuidado.
Ahora, la moraleja de mi historia no puede ser "ponte tacones y así estarás a salvo".
Creo que tendré que hacerle caso a mi novio, una de las frases que más me dice es "no corras" igual y si le hago caso, la cambiará por una más romántica.